sábado, 24 de marzo de 2012

LA CANCIÓN DESESPERADA - PABLO NERUDA

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!

Pablo Neruda

martes, 20 de marzo de 2012

MÚSICA - ANA MARÍA MATUTE

Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Y otra vez silencio.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba algo.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas...! ¡Se la inventa!

Ana María Matute

miércoles, 14 de marzo de 2012

Para pensar

El espía medieval

En la edad medieval, un espía de la corte del rey Arturo debía entrar a un castillo para poder investigar cuáles eran los planes de los enemigos, pero al llegar descubrió que las puertas del castillo estaban cerradas, así que se dijo. ¿cómo podré entrar?...ya se, esperaré y observaré cómo entran los demás..., dicho y hecho, se escondió entre unos matorrales y se quedó observando....

Llegó un soldado a las puertas del castillo, el vigía de la torre le dijo: ¡dieciocho! a lo que el soldado contestó; ¡nueve! y abrieron las puertas..., al poco rato llegó otro soldado, el vigía le dijo ¡catorce! y el soldado respondió: ¡siete! y abrieron las puertas...., más tarde llegó otro soldado y el vigía le dijo: ¡ocho! y el soldado le respondió: ¡cuatro! y abrieron de nuevo las puertas....

El espía de Arturo que había estado observando pensó que lo tenía muy fácil para entrar, se acercó a la puerta, el vigía le dijo: ¡seis!, a lo que el espía contesto: ¡tres!...El vigía cogió un arco y lo mató...

¿Qué es lo que tenía que haber dicho el espía para poder entrar en el castillo? ¿Por qué?

 Solución
El espía pensó erróneamente que la clave que utilizaban los soldados para entrar era decir el número que daba el vigía dividido por dos. En realidad la clave era el número de letras de la palabra que pronunciaba el vigía. En este caso la clave que debería haber dicho el espía para entrar era "cuatro" ya que es el número de letras de la palabra "seis" que pronunció el vigía. A veces la primera impresión no es la que cuenta.

lunes, 12 de marzo de 2012

Proyecto Amanda

Hoy les quiero recomendar un libro que es muy interesante, llamado PROYECTO AMANDA una colección de libros de misterio de la autora Melissa Kantor.
 En Invisible, empieza la búsqueda de Amanda Valentino, una chica creativa y diferente que apareció de la noche a la mañana en Instituto Endeavor. 
Es así como les cambió la vida a Callie, Hal y Nia, tres chicos que, accidentalmente, se encuentran en el despacho del director
Ellos aparentemente no tienen nada en común, a excepción de una cosa: Que todos ellos conocen a Amanda
Y de un momento a otro Amanda desaparce, dejando tras sí una serie de pistas para encontrarla

¿Quién es Amanda? ¿Qué les une a ella?¿Dónde está?

Para resolver estos misterios, los amigos de Amanda deciden abrir ESTA WEB donde publican las pistas que encuentran para que la gente les ayude a descifrar las. Además, las mejores historias de los lectores inspirarán el resto de libros.

Aquí les dejo un vídeo...



AQUÍ  pueden leer el primer capítulo del libro.

jueves, 1 de marzo de 2012

Ría un poco

Ría un poco, y sus quejas serán un poco más ligeras. Cultive el hábito de la risa. Nunca se convierta en alguien tan sabio, poderoso y arrogante, que no se pueda reír de sí mismo.
Og Mandino



“Nada muestra tan claramente nuestro carácter
como la cosa que nos hace reír”.
Goethe